sábado, 29 de marzo de 2008

El Macho Hispano


Después de ver las cifras proporcionadas por la OMS. si no se nos cae la cara de vergüenza es que no la tenemos, si no sentimos escalofrío es que somos de hielo si pasamos indiferentes ante estas cifras es que somos unos insensibles tan brutos y catetos como quienes cometen dichos actos.

Lo cierto es que es lastimoso, sobrecogedor, terrible ver como en pleno siglo XXI aun suceden estas cosas. Y ni mencionar tan siquiera las aberraciones cometidas en los llamados países tercermundistas o los llamados gobiernos religiosos. Y aun nos seguimos preguntando quien fue primero el huevo o la gallina. Seremos PEDAZO BURROS!

Lo primero fue nuestra madre que nos dio la vida, sin ella por no existir no existiría ni la pregunta, así que démosle gracias a nuestras madres por su delicioso caldo de gallina, y sus sabrosos huevos con jamón.

La violencia juvenil, el abuso de menores, el maltrato de ancianos, la violencia contra la pareja, la violencia sexual, la violencia auto infligida o los suicidios son temas muy graves y delicados de tratar, por lo que me gustaría comenzar por el daño causado hacia el ser que nos dio la vida.

La igualdad comienza y termina en uno mismo

Quizás podamos ver juntos la realidad en la que la mujer se ve envuelta, desde el mismo día en que el hombre comenzó a ser consciente de si mismo (y quizás de mucho antes).

Decimos que el ser humano es un ANIMAL ¿racional?, y posiblemente, quizás, a lo mejor, quien sabe si por esto mismo nos comportamos de una forma irracional, bruta, grosera, insensata, absurda y algún que otro apelativo mas de los que se suelen quedar en el tintero.

Lo cierto es que miles de años son los que han tenido que pasar para que empecemos a darnos cuenta de que la mujer es igual al hombre (Un poco lento ese poder de razonamiento a pesar de ser ANIMALES ¿racionales? ¿verdad?).

Miles de años utilizando a la mujer como objeto, como esclava de nuestros propios deseos.

Miles de años aprovechándonos de su debilidad y abusando de nuestra fortaleza.

Miles de años maltratándola física y psicológicamente.

Es una gran pena que raro el día en el que no escuchamos en las noticias abusos y malos tratos dados a estas.

¿De que nos han servido estos miles de años si aun seguimos prácticamente en lo mismo? Tendremos que esperar otros miles de años mas para darnos cuenta de que la mujer merece todo nuestro respeto, cariño y admiración. Decimos que amamos a nuestra esposa y la maltratamos, a nuestras madres y las olvidamos, a nuestras hijas y nos apegamos.

Seguimos siendo auténticos animales y en el mas amplio sentido de la palabra, la ley del mas fuerte y el sometimiento del mas débil no impera tan solo en la selva, sino en cada casa, en cada familia, en cada esquina de este nuestro planeta. De racionales no tenemos nada, aunque creamos todo lo contrario. Ser racional es pensar, reflexionar, analizar, deducir, y si que hemos pensado, analizado, reflexionado y deducido que la mujer no es igual al hombre y por eso hay que marginarla.

Eso lo sabemos desde hace mucho tiempo y aun continuamos igual, aunque algunos podamos decir que algo se a conseguido ¡ por favor! No seamos hipócritas no les demos mas migajas al semejante. ¿Por que no darle lo que es suyo, lo que le pertenece por derecho y naturaleza?.

Si queremos ser racionales tenemos que ser razonables y a dios lo que es de dios y al Cesar lo que es del Cesar. A la mujer le corresponde el 50% de todo cuanto hay en la tierra, y no lo que al macho se le antoje. Equitativo es el que razona, el que reflexiona, el lógico, el racional y yo me pregunto ¿somos equitativos?.

O les damos lo que les pertenece, o no volvamos a llamarnos racionales porque en realidad no lo somos, a no ser que queramos seguir engañándonos a nosotros mismos por otros miles de años mas.

El hombre con su fortaleza, su virilidad, su masculinidad, su hombría está destruyendo todo cuanto bello hay en el planeta (No quiero hablar aquí de todo cuanto está o no se está destruyendo por la mano del hombre, eso ya lo sabemos) Parece que le sucede lo mismo que aquel que dice que le gustan las flores y las arranca para llevárselas a su casa, o el que le gustan los pájaros y los encierra en una jaula, o el que le gustan los toros y los hacen sufrir y luego los matan. ¡Que estupidez más grande! Como me gusta lo arranco, lo destruyo, lo mato, “Era tanto lo que la amaba que no podía vivir sin ella por eso la mate, porque era mía o no era de nadie”; “ Los celos me cegaron”. Pero que sarta de estupideces mas grandes decimos para disfrazar la realidad porque el amor no es posesión, tampoco es apego, ni deseo. El amor es libertad (que no es lo mismo que libertinaje) es cuando la dualidad se convierte en unidad, por eso mismo las madres saben mucho mas y mejor que nosotros del amor, porque en el vientre materno madre e hijo son uno, el amor es comunión, es ternura, belleza la cual surge de la atención, el cariño, del que escucha y sabe escuchar, del que hace y deja hacer, del que comparte y colabora.

No hay cosa más bella en la naturaleza que una mujer hermosa, y en eso si que podemos ponernos de acuerdo ¿verdad?. Pero esa belleza se marchita cuando pensamos con el pito (el pene) como muy bien dicen algun@s. Cuando vemos esa belleza en lo único que pensamos es en poder llevárnosla a la cama, y eso es de muy machos, y más aun si después podemos alardear de ello.

A mi entender este planeta está falto de aquello que a la mujer le sobra y el hombre carece por no decir que desconoce. Y no es tan solo de belleza sino de ternura, cordialidad, sensibilidad, humanidad, compasión, amor, , , , , , , .

, , , , , .

Pongamos todos sobre estás líneas lo que nos falta a nosotros y lo que consideramos que les sobra a ellas y seamos realistas.

Esto me lo mandó hoy una muy buena amiga y espero que sea de vuestro agrado.

“Cuenta una leyenda que al principio del mundo, cuando Dios decidió crear a la mujer, encontró que había agotado todos los materiales sólidos en el hombre y no tenia más de que disponer.
Ante este dilema y después de profunda meditación, hizo esto:

Tomó la redondez de la luna, las suaves curvas de la olas, la tierna adhesión de la enredadera, el trémulo movimiento de las hojas, la esbeltez de la palmera, el tinte delicado de las flores, la amorosa mirada del ciervo, la alegría del rayo del sol y las gotas del llanto de las nubes, la inconstancia del viento y la fidelidad del perro, la timidez de la tórtola y la vanidad del pavo real, la suavidad de la pluma del cisne, y la dureza del diamante, la dulzura de la paloma y la crueldad del tigre, el ardor del fuego y la frialdad de la nieve.

Mezcló tan desiguales ingredientes, formó a la mujer y se la dio al hombre.

Después de una semana vino el hombre y le dijo: “Señor, la criatura que me diste me hace desdichado, quiere toda mi atención, nunca me deja solo, charla intensamente, llora sin motivo, se divierte en hacerme sufrir y vengo a devolvértela por que NO PUEDO VIVIR CON ELLA.”.

Bien, contestó Dios y tomó a la mujer. Pasó otra semana, volvió el hombre y le dijo: “Señor, me encuentro muy solo desde que té devolví a la criatura que hiciste para mi, ella cantaba y jugaba a mi lado, me miraba con ternura y su mirada era una caricia, reía y su risa era música, era hermosa a la vista y suave al tacto: Devuélvemela, porque NO PUEDO VIVIR SIN ELLA”

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